¿SIRVE LA LITERATURA PARA FOMENTAR LA SOLIDARIDAD?

¿Qué te parece la pregunta? ¿Tienes alguna respuesta?

Esta es la cuestión que trataremos en una mesa redonda a la que he tenido el placer de ser invitado. Tendrá lugar el próximo día 23 de abril -fecha señalada para los amantes de los libros- dentro del III Certamen de Microrrelatos Solidario que organiza Cooperación Internacional ONG.

Estaré encantado de escuchar vuestras ideas y compartirlas el sábado 23. De momento, voy a plasmar aquí mis primeras reflexiones para ir calentando motores.

Comencemos por el principio. ¿Qué es la solidaridad? Quizás, a bote pronto, la respuesta que nos salga sea «ayudar a los que lo necesitan». Y esto en un sentido material, es decir, ayudar a la gente con pocos -o sin- recursos. Darles comida, techo, trabajo, dinero, etc.

Busquemos en el diccionario:

solidaridad

De solidario.

  1. f. Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.

2. f. Der. Modo de derecho u obligación in solidum

¡Esto me ha llegao al corazón! 😛 😛 😛 ¡¡Madre mía!! Mira a ver si se puede ser más aséptico, frío o despegao 😉

Vale, estoy siendo un poquito injusto. El diccionario se limita a definir las palabras, sin poesía ni tirabuzones. Así que vayamos más allá del significado literal.

Solidaridad es saberse parte de una familia -la gran familia humana- y no una pieza suelta en un puzzle sin sentido. Complicarnos la vida con los problemas de los demás, no caminar con anteojeras ni auriculares existenciales que nos aíslen del mundo, para así poder avanzar tranquilos, preocupados tan solo por nuestro bienestar.

Y, para eso, no hace falta irse a la otra parte del planeta, o rebuscar por las zonas más extremas de nuestra ciudad. Gente necesitada hay por todas partes. ¿O es que tú nunca has necesitado la ayuda de otra persona? Por supuesto que no debemos escatimar recursos para asistir a los que carecen de lo imprescindible, pero tampoco hay que descuidar a los que tenemos alrededor, empezando por los que comparten nuestro día a día.

Visto esto, volvamos a la cuestión inicial:

¿Sirve la literatura para fomentar la solidaridad?

No:

-Los libros nos pueden llevar a mundos imaginarios, sacándonos de la realidad hasta convertirse en un refugio al que evadirse cuando nos agobien los problemas.

-La vida del escritor puede llegar a ser muy solitaria. Al final se trata de una persona encerrada en su torre de marfil, desplegando su ingenio sobre hojas en blanco.

¿Estás de acuerdo? Yo no 😉

¿Sirve la literatura para fomentar la solidaridad?

Sí:

-Los libros están llenos de personas, a las que llegamos a conocer en profundidad y, muchas veces, queremos casi como si fueran de carne y hueso. Meternos en sus vidas, conocer sus sentimientos y frecuentar sus circunstancias nos abre la mente y nos hace más sensibles a las necesidades de los demás. Salimos de nuestro «yo» y vivimos otras realidades, nos ponemos en la piel de otras personas. Conocemos otras interioridades.

-Los libros proporcionan momentos de descanso, diversión, intriga, aventuras y un sinfín de sensaciones a lectores que no pueden permitirse otros entretenimientos mucho más caros.

-Los escritores comparten sus experiencias y sus sueños con todo aquel que quiera hacerles caso. Las palabras unen pensamientos, crean puentes entre culturas, muestran realidades distintas. Son un desahogo al alcance de cualquiera. Un mensaje en una botella.

-A través de los libros podemos transmitir nuestra visión del mundo y tratar de mejorarlo.

Podría seguir escribiendo, pero prefiero cederlos la palabra. Así que:

¿Sirve la literatura para fomentar la solidaridad?

Un saludo

@M_A_JORDAN

3 respuestas a “¿SIRVE LA LITERATURA PARA FOMENTAR LA SOLIDARIDAD?

  1. Hola, Miguel Ángel.

    Para mí la solaridad es escuchar los problemas de los que tienes cerca, darles consejo y apoyarles,
    hacerles saber que no están solos y que la mayoría de los problemas tienen solución, que querer es poder, transmitirles positivismo y no dejar que se rindan frente a las adversidades de la vida. Como dice el dicho: Dios aprieta pero no ahoga. Y creo que si una persona está dispuesta a mirar dentro de un libro encontrará todo eso y más.

    Saludos 😊

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  2. Si es solidaridad, para quienes la aprecian, para quienes se sienten hambrientos de espíritu, para quienes disfrutan cada instante, para quienes padecemos ese instinto de amar sin límites, volar sin alas y sumergirse en lo más inédito.

    Aun cuando para ello tengamos que afanar el tiempo de descanso, para soñar despiertos .Es difícil compaginar esa solidaridad, con el mundo que nos rodea, cuando te castigan con falsas verdades al dudar de tu cordura. En la realidad lo que estás haciendo es hallarte a ti mismo, abrazado a una soledad deseada.

    Carmen Penín Date: Fri, 8 Apr 2016 17:44:54 +0000 To: carmenpenin@hotmail.es

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  3. Hola, Miguel Angel! mi opinión es que sí, la literatura nos ayuda a ser solidarios porque nos ayuda a ser empáticos, a conocer al otro (especialmente al que es distinto a mí), y porque nos puede mostrar modelos de personas (personajes) que son mejores que la media, y nos llaman a la reflexión, nos interpelan, nos sacan de la indiferencia en la que vivimos, tan común en nuestras vidas modernas, un tanto alienadas por tanto estímulo externo y tanto ajetreo cotidiano. Desarrollando un poco esto mismo, pienso que no podemos ser solidarios si no «vemos» al otro, y si luego la realidad de ese otro, no nos afecta en alguna medida. Los libros nos pueden mostrar realidades que desconocemos o conocemos poco (por poner un ej., leí «1000 soles espléndidos» y me dejó en carne viva mucho tiempo. Desde ahí que mi reacción hacia lo que sufren las mujeres en esos países no me es indiferente en lo absoluto), y esto es una puerta a nuevos objetos de nuestra solidaridad. Pero, a la vez, los libros nos pueden enseñar «a ver» en general, a tener una actitud de observación del caracter humano. Un ejemplo de ello, son las novelas de nuestra querida Jane Austen que indagan tanto en la condición humana y sus miserias. Si uno las lee ya no mira igual a las personas, y el aprender a mirar es parte esencial de acercarte al otro para solidarizarte con él. Y ese puede ser el ser con el que compartís tu casa, no hace falta irte muy lejos, como bien dijiste.
    Por último, para no aburrirte demasiado (y porque tengo que seguir trabajando!), mi hija de 13 años me dijo hace un par de meses algo que viene absolutamente a cuento de esto, luego de re-leer por 3ra o 4ta vez «Mujercitas»: -¿sabés, mamá? Yo siento que este libro me enseña a ser mejor persona.
    ¿Qué más puedo decir? Saludos!!!

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