Hola a todos.
Hace diez años, más o menos, invitaron al colegio en el que yo trabajaba entonces a una joven escritora que había ganado el premio Barco de Vapor. Al terminar una de las clases de ese día, me acerqué al salón de actos y pude asistir a la última parte de la sesión que tuvo con un grupo de alumnos que se habían leído la obra galardonada.
Le pregunté a otro profesor cómo se llamaba la autora que estaba impartiendo la sesión y me dijo un nombre que no recordaba haber escuchado, pero que mi cerebro archivó en el acto.
Unos meses después le envié un mail a esta escritora -que como todos habréis imaginado no era otra que Laura Gallego- para invitarle a una sesión con un grupo de alumnos míos y, aunque no fue posible organizarla porque tenía el calendario repleto, iniciamos un intercambio de correos hablando sobre distintos aspectos de sus libros, que yo ya había empezado a disfrutar.
En cuestión de meses, Laura pasó de gozar de cierta popularidad a quedar “sepultada” por la fama, y tuvo que cancelar la cuenta de correo debido a que le era imposible atender a todos los mensajes que le llegaban.
En estos últimos años he seguido manteniendo cierta correspondencia con ella, aunque cada vez más escasa por sus circunstancias, y tengo que decir que si bien es cierto que admiro muchísimo la obra literaria de esta gran escritora, valoro aun más cómo se entrega a sus lectores.
Estoy seguro de que son miles los que guardan una carta suya como un recuerdo valiosísimo, y cientos de miles los que tienen algún libro suyo dedicado. Yo he sido testigo de algunas de las colas kilométricas que se forman allá donde ella se siente a firmar, y la paciencia y la amabilidad con la que atiende a sus lectores a pesar de llevar horas dedicando libros. Por esta razón no me extraña lo más mínimo que sean tantos los que no solo disfrutan con sus historias sino que, además, sienten un gran aprecio por ella.
A título personal tengo que reconocer que mi libro favorito de Laura es el que he mencionado anteriormente aunque sin citar su título: “La leyenda del rey errante”. Quizás se deba a que fue el primero que leí.
He disfrutado mucho con otras novelas suyas. Me reí mucho con el humor fino de “Mandrágora”, seguí con mucho interés “Las crónicas de la torre”, me encantó “Donde los árboles cantan” y no me extrañó nada que fuera galardonado con el Premio Nacional de Literatura Juvenil… Lo raro es que no se lo hubieran dado antes . Y también me han gustado mucho “Finis Mundi”, “El coleccionista de relojes extraordinarios”, “El libro de los portales”, “La emperatriz de los Etéreos”… y “Memorias de Idhún”. De este libro hablé bastante con ella, porque los tres tomos salieron en la época en la que aún podía contestar al mail.
Para terminar esta entrada, os pongo algunas frases extraídas de su página web. Podéis leer la “entrevista” completa en este blog. Son unos consejos muy interesantes y, viniendo de quien vienen, yo los tendría en cuenta 😉
Para ser escritor hay que trabajar mucho; como nadie nace sabiendo escribir, yo no creo que se trate de una cuestión de talento, sino de trabajo y de paciencia.
Para esto, como para cualquier otra cosa, hay que trabajar mucho. Leer mucho, escribir mucho y ser humilde y estar dispuesto a aceptar las críticas que te ayuden a mejorar. No dejes que el miedo te paralice. ¿Y si no valgo? ¿Y si no tengo talento? ¿Y si mi libro no es bueno?
Puede que de vez en cuando nazca un genio, pero no puedes dar por sentado que tú eres un genio; la mayor parte de las personas debemos conformarnos con llegar a ser buenos profesionales. Y eso, que no es moco de pavo tampoco, se consigue a través del trabajo y la dedicación.
No te preocupes si tus historias parecen similares a otras que has leído; al principio suele suceder eso. Un escritor no es original porque cuente historias que nadie más ha contado. Lo es porque las cuenta desde un punto de vista diferente.
UN SALUDO A TOD@S.